28.6.12

Claribel Alegría. Aunque dure un instante


Ahora,
mientras el río de obsidiana
nos refleja,
quiero hablarte de amor,
de nuestro amor,
de los diversos hilos
de su trama,
del amor que se toca
y es herida
y que también es vuelo
y es vigilia.
Sin él,
el verde de las hojas
no tendría sentido,
ni el farol de la calle
iluminando el agua,
ni la imagen ondeante
de la iglesia.
Mi amor es la escudilla
en la que tú dejaste una moneda,
la moneda tañendome que existo,
la trenza que forjan las palabras,
el vino,
el mar desde la mesa,
los malentendidos,
los días
en que no nos damos cuenta
que ya no somos uno,
que estamos alejados
irremediablemente.
Ayer,
desde mi exilio,
invente que llegabas.
Salí del hielo,
espante pingüinos,
desplacé a las estrellas
acechando tu desembarco.
Quería ayudarte a plantar banderas,
celebrar de rodillas
el milagro.
Ahí quedé
con mis señales.
Te sorprende mi vértigo?
Estoy hablando de eso:
de la alegre punzada
de saber que sus,
que de pronto es verdad,
que no estoy sola,
que estamos juntos bajo el árbol
con mi mano en tu mano,
que nos refleja el río,
que ahora,
en este instante,
en este ahora,
aunque dure un instante,
estás conmigo.

De "Vía única"
  

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