"La primera señal por donde Asís Taboada se hizo cargo de que había salido de los limbos del sueño, fue un dolor como si la barrenasen las sienes de parte a parte con un barreno finísimo; luego le pareció que las raíces del pelo se convertían en millares de puntas de aguja y se le clavaban en el cráneo. También notó que la boca estaba pegajosita, amarga y seca; la lengua, hecha un pedazo de esparto; las mejillas ardían; latían desaforadamente las arterias; y el cuerpo declaraba a gritos que, si era ya hora muy razonable de saltar de cama, no estaba él para valentías tales."
Principio de "Insolación"
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