14.6.12

Anne Sexton. Madre, Jack y la lluvia


Tengo una habitación para mí, una habitación aluvial.
La lluvia cae dentro. La lluvia cae como gusanos
de los árboles sobre mi hueso frontal.
Hechizada, siempre hechizada por la lluvia, el cuarto
[afirma
las palabras que crearé sola y larval
Llego como el ciego palpando los estantes,
palpando una madera tan dura como una manzana,
palpando la pluma ligeramente, mi filo, mi llaga.
Con esta pluma cojo en mi mano mis yoes recitantes
y con estos discípulos muertos lucharé como una espartana.
Aunque la lluvia maldiga la ventana,
que el poema se haga.


La lluvia es un dedo en mi ojo, un venablo.
La lluvia deja surcos con sus viejas e innecesarias
[historias...
Me fui a la cama como un caballo a su establo.
En mi húmeda cama de verano mecía mis rodillas saladas
y escuchaba a padre besarme a través de la pared como un
[diablo
y escuchaba el corazón de mi madre palpitar como una marea
[brava.
El avisador de nieblas aplanaba el mar hasta hacerlo cuero.
No viajé, no tenía pasaporte.
Yo era la hija. El güisqui fortificaba
a mi padre en la habitación de al lado. Él sobrevivió al
[clima fiero,
contó su botín y condujo
a puerto su buque y consorte.


Lluvia, lluvia, a los dieciséis, sin estreno,
estaba acostada toda la noche con JAck al lado de pequeños
[lagos
y no hice nada en absoluto, yacía más recta que el heno.
Jugamos al bridge y a juegos de magos,
llenamos la lámpara de queroseno,
nos cepillamos los dientes, hice bocadillos y té para el
[amanecer
y me acosté en el camastro a dormir.
Me tendí, un lago ciego, fingiendo dormir contenta
mientras Jack retiraba las mantas de lana para ver
mi cuerpo, ese cuerpo invisible que las chicas evitan
[lucir.
Aquella dulce noche sobrevivimos espalda contra espalda, a
[la tormenta.


Ahora Jack da misa
y madre murió usando sus propios huesos como muletas.
Hay lluvia en la madera, lluvia sobre la cornisa y estoy
[en una habitación para mí. Pienso demasiado.
Los peces salen nadando de los ojos de Dios. Que pasen sin
[prisa.
Madre y Jack llenan el cielo; aprueban
mi femineidad. Cerca de tierra mi barco cambia de rumbo.
Vengo a esta tierra para montar mi caballo,
para probar mi propia guitarra, para copiar
sus dos nombres como girasoles, para evocar
mi pan de cada día, para soportar,
de alguna manera para soportar.

(Octubre 1962)


De "Vive o muere"

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