4.7.12

Edith Södergran. Amor


Mi alma era un vestido azul pálido del color del cielo;
lo dejé sobre una roca, a la orilla del mar,
y desnuda me acerqué a ti, y semejaba una mujer.
Y como mujer me senté a tu mesa,
y bebí una copa de vino, y respiré la fragancia de unas 
   rosas.
Me encontraste hermosa y parecida a alguien que habías
   visto en sueños;
olvidé todo, olvidé mi infancia y mi patria,
sabía solamente que tus caricias me tenían cautiva.
Y tú sonriendo, cojiste un espejo y me pediste que me
   mirara.
Vi que mis hombros se habían convertido en polvo y se
   desmoronaban,
vi que mi belleza estaba enferma y sólo ansiaba
   desaparecer.
Oh, estrechame en tus brazos, abrázame tan fuerte que ya
   no necesite nada más.

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