yo estoy de un lado del abismo -tú del otro-
no puedo verte ni oírte -pero sé que estás allí-
suelo llamarte por tu nombre infantil
y finjo que el eco de mi grito es tu voz.
Cómo podemos franquear el abismo -nunca hablándonos, tocándonos-
antes pensaba que podríamos llenarlo con nuestras lágrimas,
ahora quiero destrozarlo con nuestra risa.
De "Té de camomila y otros poemas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario