Oh Corazón, pequeña urna
de pórfido, cornalina o ágata,
cuán imperceptiblemente la semilla
cayó entre un latido de placer
y un latido de dolor;
no sé como sucedió
ni cuánto tiempo llevaba ahí,
tampoco sabría decir
como evitó la tempestad
de ira y resentimiento,
ni por qué no fue arrastrada
por la marea del dolor
ni se marchitó en aridez cruda
del amargo pensamiento.
De "Trilogía"
No hay comentarios:
Publicar un comentario