23.2.13

María Teresa Roca de Togores. La mentira

Sé que me despreciáis; mas no os asombre
que os diga que al hacerlo de tal suerte,
despreciaréis de mí no más que el nombre,
pues vivo en el espíritu del hombre,
y puedo dar la vida y dar la muerte.

No podeis despreciarme! Que es mi sino
vagar en vuestros pechos siempre errante,
me rechazáis, mas me buscási sin tino,
pues deparada estoy por el destino
a ser vuestra enemiga y vuestra amante.

Soy amada cual soy aborrecida,
yo sé engendrar el odio y el amor,
mi destreza jamás se vio vencida,
que en las lides más fuertes de la vida
vencer supe la dicha y el dolor.

Queréis huir de mí pero es en vano,
necesitáis mi astucia y mi poder,
las leyes del honor tengo en mi mano,
si yo quiero, ennoblezco al más villano,
y al más noble yo puedo envilecer.

Soy el eje del mundo, y mis antojos
manejan la indulgencia y la maldad;
no debo merecer vuestros enojos
que la verdad no ofrece mas que obrojos,
yo soy menos cruel que la verdad.

Sin mí no existiría la esperanza,
doy vida y realidad a la ilusión,
soy el arma mejor de la venganza,
vivo entre la caricia y la acechanza,
después de seros fiel me haceis traición.

Yo sé resucitar la fe perdida,
que el ser a quien creéis y a quien amáis
me lleva en sus palabras escondida,
si la savia yo soy de vuestra vida,
decidme, pues, por qué me despreciáis?

De la antología "Peces en la tierra"

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