11.2.13

Anne Sexton. La muerte de Sylvia

dedicado a Sylvia Plath.


Oh, Sylvia, Sylvia,
con una caja muerta de cucharas y piedras,

con dos hijos, dos estrellas fugaces
errantes en el pequeño cuarto de juegos,

con tu boca en la sábana,
en la viga del techo, en la necia oración,

(Sylvia, Sylvia,
¿dónde fuiste
tras escribirme
desde Devonshire
sobre el cultivo de patatas
y la apicultura?)

¿a qué fuiste leal?
¿cómo pudiste meterte dentro?

¡Ladrona!-
¿Cómo te arrastraste dentro,

bajaste arrastrándote sola
al interior de la muerte que yo deseé tanto y durante tanto tiempo,

la muerte que las dos dijimos que estaba superada,
la que llevabamos en nuestros pechos flacos,

de la que hablabamos tanto cada vez
que nos metíamos tres martinis de más en Boston,

la muerte que hablaba de psicoanalistas y remedios,
la muerte que hablaba como novias conspiradoras,

la muerte por la que bebíamos,
¿las razones y luego el acto tranquilo?

(En Boston
los moribundos
viajan en taxi,
sí la muerte de nuevo,
esa vuelta a casa
con nuestro chico.)

Oh, Sylvia, recuerdo al batería somnoliento
que golpeaba tus ojos con una vieja historia,

cómo deseábamos dejarle venir
como a un sádico o un mariquita de Nueva York

para hacer su trabajo,
una necesidad, una ventana en una pared o una cuna,

y desde ese momento él esperó
bajo nuestro corazón, nuestro armario,

y ahora veo que lo almacenamos
año tras año, viejos suicidios

y sé de tu muerte por las noticias,
un gusto espantoso, como sal.

(Y yo,
yo también.
Y ahora, Sylvia,
tú otra vez
con la muerte otra vez,
aquella vuelta a casa
con nuestro chico.)

Y digo solamente
con mis brazos extendidos en ese lugar de piedra,

¿qué es tu muerte
sino una vieja pertenencia,

un lunar que cayó
de uno de tus poemas?

(Oh amiga,
mientras la luna es mala,
y el rey se ha ido,
y la reina no sabe qué hacer
¡el borracho debería cantar!)

¡Oh pequeña madre,
tú también!
¡Oh duquesa divertida!
¡Oh cosita rubia!

(17 de Febrero de 1963)


De "Vive o muere"

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