23.6.13

Sylvia Plath. Advertencias

Ah, nunca intentes tocar madera podrida
o jugar a otro juego de cartas cuando ya has ganado,
nunca intentes saber más de lo que debes.

Todas las mágicas manzanas doradas parecen deliciosas
aunque la perversa bruja ha envenenado una;
ah, nunca intentes tocar madera podrida.

Desde aquí, la luna parece tan exquisita como la comida de un ángel.
Desde aquí, no puedes apreciar las manchas del sol,
nunca intentes saber más de lo que debes.

La suave y sibilina cobra lleva un capuchón
y se pqvonea como una perfecta señorita;
ah, nunca intentes tocar madera podrida.

La actitud vigilante de los ángeles albos
disfraza los engaños y las mortales diabluras que cometieron;
nunca intentes saber más de lo que debes.

Pues los secretos mortales nos hieren al comprenderlos
y nuestra buena estrella nos abandona huyendo:
nunca intentes tocar madera podrida,
nunca intentes saber más de lo que debes.

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