8.10.13

Toni Morrison. Ojos azules

   Aunque nadie diga nada, en el otoño de 1941 no hubo caléndulas. Creímos entonces que si las caléndulas no habían crecido era debido a que Pecola iba a tener el bebé de su padre. Una ligera inspección y un punto menos de melancolía nos habrían demostrado que no fueron nuestras semillas las únicas que no germinaron: no lo hicieron las semillas de nadie. Ni tan siquiera los jardines que dan frente al lago tuvieron aquel año caléndulas. Pero tan profundo era nuestro interés por la salud y el alumbramiento sin problemas del bebé de Pecola que no podíamos pensar en otra cosa que nuestra propia magia: si plantábamos las semillas y proferíamos las palabras adecuadas, brotarían y todo marcharía bien.
Principio de "Ojos azules"

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