24.2.14

Rosalia de Castro. Cantan los gallos el día...

-Cantan los gallos el día,
Yérguete, mi bien, y parte.
-¿Cómo partir, queridiña,
cómo partir y dejarte?

-De esos tus ojillos negros
como cuentas relumbrantes,
hasta estas manos unidas
lágrimas ardientes caen.
¿Como partir si te quiero?
¿Cómo partir y dejarte?
si con la lengua me alejas,
con el corazón me atraes.
En un rincón de tu lecho
cariñosa me abrigaste;
con tu manso calorcito
mi pies fríos calentaste;
y desde aquí juntos vimos
por entre el verde ramaje
cómo corria la luna
por encima los pinares.
¿Cómo quieres que te deje?
¿Cómo que de ti me aparte
si más que miel eres dulce
y más que las flores suave?

-Brujillo, brujito, brujo,
brujo que me enamoraste,
vete, brujo, de mi lado
antes de que el sol levante.

-Sigue durmiendo, querida,
en las ondas de los mares.
duerme por que me acaricies
y por que amante me llames,
que sólo a tu lado, niña,
puedo contento alegrarme.

-Ya cantan los pajarillos,
Yérguete, mi bien, que es tarde.

-Deja que canten, Mariña;
Mariña, deja que canten...
Si tu sientes que me vaya,
yo me muero por quedarme

-A mi lado, queridiño,
media noche ya pasaste.

-Más en tanto tu dormías
me contente con mirarte.
que así, sonriendo entre sueños,
pensaba que eras un ángel
y no con tanta pureza
al pie de un ángel velase.

-Así te quiero, mi bien,
cómo un santo en los alteres;
mas huye... que el sol dorado
por sobre los montes sale.

-Me iré, pero dame un beso
antes que de ti me aparte,
que esos labiños de rosa
aún no sé a cómo saben.
-Con mil amores lo diera;
mas tengo que confesarme,
y fuera mucha verguenza
tener pecado tan grande.

-Pues confiésate, Mariña,
que cuando casar nos casen,
no te han de valer, chiquilla,
ni confesores ni frailes.
¡Adios, carita de rosa!

-¡Rapaciño, Dios te guarde!



-Cantan os galos pra o día
érguete, meu ben, e vaite.
-¿Cómo me hei de ir,
cómo me hei de ir e deixarte?

-Deses teus olliños negros
como doas relumbrantes,
hastra as nosas maus unidas
as bágoas ardentes caen.
¿Cómo me hei de ir
si ca lengua me desbotas
e co corasón me atraes?
Nun corruncho do teu leito
cariñosa me abrigaches;
co teu manso caloriño
os fríos pes me quentastes;
e de aquí xuntos miramos
por antre o verde ramaxe
cál iba correndo a lúa
por enriba dos pinares.
¿Cómo queres que te deixe?
¿Cómo, que de ti me aparte
si máis que a mel eres
e máis que as froles soave?

-Meiguiño, meiguiño, meigo,
meigo que me namoraste,
vaite de onda min, meiguiño,
antes que o sol se levante.

-Ainda dorme, queridiña,
antre as ondiñas do mare;
dorme porque me acariñes
e porque amante me chames,
que sólo onda ti, meniña,
podo contento folgare.

-Xa cantan os paxariños.
Érguete, meu ben, que é tarde.

-Deixa que canten, Marica;
Marica, deixa que canten...
Si ti sintes que me vaia,
eu relouco por quedarme.

-Conmigo, meu queridiño,
mitá da noite pasaches.

-Mais en tanto ti dormías,
contentéime con mirarte,
que así, sorrindo entre soños
coidaba que eras un ánxel,
e non con tanta purea
e non con tanta pureza
ó pe dun ánxel velase.

-Así te quero, meu ben,
como un santo dos altares;
mais fuxe..., que o sol dourado
por riba dos montes saie.

-Iréi; mais dame un biquiño
antes que de ti me aparte,
que eses labiños de rosa
inda non sei cómo saben.

-Con mil amores cho dera;
mais teño que cofesarme,
e moita vergonza fora
ter un pecado tan grande.

-Pois confésate, Marica,
que, cando casar nos casen,
non che han de valer, meniña,
nin confesores nin frades.
¡Adiós, cariña de rosa!

-¡Raparigo, Dios te garde!
De "Cantares Gallegos"

No hay comentarios: