11.3.14

Rosa Mulholland. Mistress Hurly

Lo que no podemos imaginarnos con tanta facilidad es el color lila de sus ojos bondadosos, ni la piel suave como la seda que aún conservaba su delicado esplendor, aunque algo arrugada por el paso de los años, 
tampoco la boca pálida, dulce y fruncida, que el tiempo y el sufrimiento habían vuelto angelical al tiempo que intentaban en vano borrar su belleza.


De "El órgano maldito de Hurly-Burly"
Uno de los relatos de "Fin de siècle: relatos de mujeres en lengua inglesa"

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