8.5.14

Louise Labé. XXIV


Damas, no me culpéis si es que he amado,
si es que he sentido antorchas mil ardientes,
mil fatigas y mil penas mordientes,
si llorando mi edad he agotado.

Que mi nombre no sea por vos manchado.
Si en algo erré, el dolor llegó al presente.
No afiléis ya sus puntas más hirientes.
Pensad que Amor, a su hora convocado,

-sin que en Vulcano sirva de disculpa
de una pasión, ni un Adonis de culpa-
podrá, si quiere, haceros más amantes

con motivo menor que el de mi falta
y con pasión más fuerte y fascinante.
Y evitad, Damas, ser tan desdichadas.

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