25.7.14

Alfonsina Storni. Pasión

Unos besan las sienes, otros besan las manos,
otros besan los ojos, otros besan la boca.
Pero de aquél a éste la diferencia es poca.
No son dioses, qué quieres? Son apenas humanos.

Pero, encontrar un día el espíritu sumo,
la condición divina en el pecho de un fuerte,
el hombre en cuya llama quisieras deshacerte
como el golpe del viento las columnas de humo.

La mano que al posarse, grave, sobre tu espalda,
haga noble tu pecho, generosa tu falda,
y más hondos los surcos creadores de besos.

Y la mirada grande, que mientras te ilumine
te encienda al rojiblanco, y te arda y te calcine
hasta el seco ramaje de los pálidos huesos.



De la antología "Breviario de los sentidos"
   

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