28.8.14

Eudora Welty. Las batallas perdidas

Cuando cantó el gallo, la luna aún no se había despedido del mundo, y ya bajaba con la mejilla arrebolada en vísperas de estar llena. Una nube fina y alargada la atravesaba despacio, estirándose como el nombre con que se llama a alguien. Cambió el aire, como si a poco más de un kilometro se hubiese abierto de golpe una puerta de madera, y de pronto un olor más cálido que húmedo, un olor a río en estiaje, ascendió pegado a la arcilla de las lomas que se alzaban sumidas aún en la oscuridad.


Principio de "Las batallas perdidas"

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