17.8.14

Sylvia Plath. A Eva, bajando la escalera

(una villanesca)

Los relojes claman: no existe la quietud, querida mía;
Las ruedas giran, el universo sigue moviéndose.
(Orgullosa, haces un alto en la escalera de caracol.)

Los asteroides se vuelven traidores en el aire,
Y los planetas conspiran con la vieja y elíptica astucia;
Los relojes claman: no existe la quietud, querida mía.

La rosa roja canta desenredada en tu pelo:
La sangre mana eterna si el corazón es ardiente.
(Orgullosa, haces un alto en la escalera de caracol.)

Las crípticas estrellas, tensan el ambiente,
Los soles ladeados, rotan siguiendo esquemas solares;
Los relojes claman: no existe la quietud, querida mía.

Los inmortales ruiseñores declaran en voz alta:
El amor arde por siempre cuando la carne anhela.
(Orgullosa, haces un alto en la escalera de caracol.)

El zodiaco circular cumple al año.
La belleza intolerante nunca podrá aprenderse.
Los relojes claman: no existe la quietud, querida mía.
(Orgullosa, haces un alto en la escalera de caracol.)
  

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