fuera de la guardería,
negros, rojos, marrones, todos
con esas hebillas de latón.
Recuerdas cuando no podías
abrocharte tus propios
chanclos
o atar tu propio
zapato
o cortar tu propia carne
y las lágrimas
corriendo como barro
porque te caíste del
triciclo?
Recuerdas, gran pez,
cuando no podías nadar
y simplemente te ibas al fondo
como una rana de piedra?
El mundo no era
tuyo.
Pertenecía
a los mayores.
Bajo tu cama
se sentaba el lobo
y hacía sombra
cuando pasaban los coches
por la noche.
Te hicieron entregar
tu lamparilla de noche
y tu osito
y tu pulgar.
Oh, chanclos,
no me recordáis
empujándoos arriba y abajo
en la nieve del invierno?
Oh, pulgar,
quiero un trago,
está oscuro,
dónde están los mayores,
cuándo llegaré allí,
dando pasos gigantes,
todo el día,
cada día,
y no pensando
nada de eso?
De "Los cuadernos de la muerte"
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