29.10.14

Margarita Abella Caprile. Ciénaga

Ciénaga: no imagines que sólo existen ciénagas,
hay acequias purísimas, frescas y cristalinas,
y vertientes
y fuentes
que irisan, en el aire, sus gotas cantarinas;

y Nilos que desbordan fertilizando valles,
y ríos subterráneos que, al surgir de la entraña
de la tierra, de un salto se levantan del suelo,
como en ansioso vuelo,
porque sus aguas tienen esencia de montaña.

Ciénaga tú no puedes comprender transparencias,
el lodo te enceguece. Tu opacidad malsana
fermentando tinieblas se vuelve más obscura;
Y pensar que antes eras un lago cuya hondura
medía los añiles sin fin de la mañana!

Ciénaga: no imagines que sólo existen ciénagas;
esclava de tu propia inmovilidad, ignoras
la augusta maravilla de los mares inmesos,
cuyos ecos intensos
dejan en las orillas mil cadencias sonoras.

No imagines que el cielo se mezcla con tu barro,
ni que humilla su altura, porque, a veces, destella
lejanamente, sobre tu sordidez lustrosa,
la piedad luminosa
de un reflejo se estrella.


De la antología "Volver"

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