9.11.14

Anne Sexton. La habitación de mi vida

Aquí,
en la habitación de mi vida
los objetos cambian sin cesar.
Ceniceros para llorar,
el hermano de pena de las paredes de madera,
las cuarenta y ocho teclas de la máquina de escribir,
cada una un ojo que nunca se cierra,
los libros cada uno un concursante de un concurso de belleza,
la silla negra, un ataúd de perros de Naugahyde,
los enchufes en la pared,
esperando como una colmena,
la alfombra dorada
una conversación de talones y dedos del pie,
la chimenea
un cuchillo esperando a uno para clavarse,
el sofá, exhausto por el trabajo de una ramera,
el teléfono
dos flores echando raíces en su entrepierna,
las puertas
que se cierran y abren como almejas del mar,
las lámparas
que me señalan,
iluminando el suelo y la risa.
Las ventanas,
las ventanas hambrientas
que hincan los árboles como uñas en mi corazón.
Cada día doy de comer al mundo exterior,
a pesar de que los pájaros explosionan
a derecha e izquierda.
También doy de comer al mundo de aquí dentro,
ofreciendo al escritorio galletas de perro.
A pesar de todo, nada es como parece.
Mis objetos sueñan y llevan trajes nuevos,
impulsados, como parece, por todas las palabras en mi mano
y por el mar que rompe en mi garganta.


De "EL horrible remar hacia Dios"

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