y me senté como un hindú
inmune en el viento del tiempo
De un cabello hice una senda
y caminé y ambos
roca y desierto se volvieron
mi espacio y mi camino
Con el dolor por piel
no sentí heridas
Un agradable poder maduró
como una nuez y se abrió dentro de mí
Allí donde antes hubo ira
se distendió el mundo entero
hacia el mediodía tranquilo
Mi rostro en la roca mi nombre
en el árbol mas silvestre
mi carne el brezal
de un clima pacifico
En la antología "Siete poetas norteamericanas actuales"
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