3.2.15

Simone Weil. Necesidad

El círculo de días del cielo desierto que gira
En el silencio ante las miradas de los mortales,
Garganta abierta aquí abajo, donde cada hora engulle
Tantos gritos tan suplicantes y tan crueles;

Todos los astros lentos en el paso de su danza,
Unica danza fija, resplandor mudo de allá en lo alto,
Sin forma a pesar nuestro, sin nombre, sin cadencia,
Demasiado perfectos para revestir siquiera un defecto;

A ellos suspendidos nuestra cólera resulta vana.
Calmad nuestra sed si vais a quebrar nuestros corazones.
Clamando y deseando, su círculo nos arrastra;
Nuestros brillantes amos fueron siempre vencedores.

Desgarrad las carnes, cadenas de claridad pura.
Clavados sin un grito sobre el punto fijo del Norte,
El alma desnuda expuesta a toda herida,
Queremos obedeceros hasta la muerte.




De "Poemas, seguido de Venecia salvada"

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