Tu voluntad tiembla de acoso.
Ven, ven, ven a mi cuerpo.
Sea éste tu reposo:
nada serás sino quien eres.
He aquí el salto allende el río.
La paz aquí de talones dichosos.
Aquí la luna del deber cumplido,
nunca de aquí se moverá.
Créeme a mí, cree:
nunca habrás de alcanzarlos.
Vuelve bajo tu frente,
resúmete en tu cuerpo.
La tristeza jamás te libra de sí misma
lleva a tu hogar su anhelo
y duerme:
eso soy yo
eso sólo.
De "Todo sucede ahora"
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