10.8.15

Adrienne Rich. VI

Tus pequeñas manos, exactamente iguales a las mías:
sólo el pulgar es más ancho, más largo. Podría confiar el mundo
en estas manos, o en muchas como éstas,
manos que empuñan pesadas herramientas, o volantes,
o manos que palpan un rostro humano... Manos como esas
podrían dirigir por la matriz al ser concebido,
o podrían pilotar el barco de rescate entre icebergs,
o podrían unir como a millares de élitros los finísimos
fragmentos de una gran crátera
en cuyos contornos,
siluetas de calladas mujeres decididas avanzan
hacia la guarida de la sibila o hacia la gruta de Eleusis-
esas manos podrían desatar inevitables violencias
con tal fuerza, con tal mesura
de su propia dimensión y de los limites de la violencia,
que la violencia misma
quedaría extinguida para siempre.

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