Yo, fatalista,
mirando la vida llegándose y alejándose
de mis semejantes.
Yo, dentro de mi misma,
siempre en espera de algo
que no acierta mi mente.
Yo, múltiple,
como en contradicción,
atada a un sentimiento sin orillas
que me une y me desune,
alternativamente,
al mundo.
Yo, universal,
bebiéndome la vida
en cada estrella desorbitada,
en cada grito estéril,
en cada sentimiento sin orillas.
Y todo para qué?
-Para seguir siendo la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario