15.10.15

Adda Ravnkilde. Judith Fürste

-Hay que saber plegarse a las circunstancias, deberías aprenderlo, Judith; si no por otra cosa, por tu propio bien. De continuar así, serás desgraciada tú y nos harás desgraciados a todos los demás.
-Es que no puedo -replicó ella débilmente-. Mi destino no es doblegarme al dominio de un extraño. Llevo en las venas la sangre de mi padre; no puedo.


Principio de "Judith Fürste"

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