La casa se levantaba algo apartada de la ruidosa calle principal sobre lo que parecía un montón de deshechos. Una casa grande. Sólida. Negras tejas caídas flanqueaban el canalón y un pájaro se introdujo volando por un agujero junto a la base de una gruesa chimenea, arrastrando una hoja de hierba varias veces mas larga que él.
-Yo diría mil novecientos diez -declaró Alice-, fíjate qué gruesas son las paredes. -Esto podía apreciarse a través de los cristales rotos de la ventana del segundo piso, justo encima de sus cabezas.
Principio de "La buena terrorista"
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