16.3.16

Magda Szabó. La puerta

Rara vez sueño. Pero cuando lo hago, me despierto sobresaltada y con el cuerpo bañado en sudor. Entonces vuelvo a acostarme y, mientras espero a que mi corazón se calme, me pongo a meditar sobre el irresistible poder mágico de la noche. De niña y de jovencita nunca soñaba, ni cosas buenas ni malas; es la edad madura la que arrastra y me trae en una masa compacta los horribles sedimentos del pasado, lo que resulta aún más atroz porque esos acontecimientos, sin haberlos vivido nunca en la realidad, en los ensueños se me presentan en una forma aún más concentrada y trágica. Entonces me despierto entre gritos de terror.


Principio de "La puerta"

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