20.6.16

May Sarton. Una observación

Los jardineros auténticos no soportan guantes
entre el tacto certero y la tierna raíz,
deben dejar que en sus manos crezcan nudos
mientras se mueven con áspera sensibilidad
debajo de la tierra, entre la roca y el retoño,
para no dañar o herir el fruto escondido.
Y así observé cómo las manos de mi madre se cubrían de cicatrices,
ella que podía curar la planta o el amigo enfermo
con el mismo amor riguroso y, al mismo tiempo, vulnerable;
alguna vez me preocupó ver su belleza desfigurada,
pero ahora su verdad se me da para que la viva,
mientras aprendo por mí misma que debemos ser firmes
para poder movernos entre lo tierno con mano abierta,
y para permanecer sensibles hasta el final
pagar con cierta dureza por un mundo delicado.

En "Lengua de madera
(antología de poesía breve en inglés)
   

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