21.6.16

Rosario Castellanos. Corrido

I

Voy a ponerme a cantar
el muy famoso corrido
de un asunto que se llama
el eterno femenino,
y del que escriben los sabios
en libros y pergaminos.

La Biblia dice que Dios
cometió un gran desatino
cuando al hombre lo formó
con lodo medio podrido
y sin ninguna experiencia
le salió como ha salido.

Un día que estaba durmiendo
en los prados del Edén,
Dios le quitó una costilla
para hacer a la mujer;
como ya le sabía el modo
resultó a todo meter.

Adán y Eva, desnudos,
iban de aquí para allá,
dándole nombre a las cosas,
que era misión principal:
"ésta se llama jirafa
aquél se llama alacrán".

Mientras Adán bautizaba
la pobre Eva de aburría
y fue a apoyarse en un árbol
donde una serpiente había,
que le dijo: -gustas una?
y le dio manzana fina.

"Si la comes, averiguas
lo que va del bien al mal,
lo que debes preferir,
lo que debes rechazar,
y la tomada de pelo
que te están queriendo dar."

Ni tarda ni perezosa
Eva la fruta mordió,
y al momento en su cabeza
un foquito se prendió:
y bajo esta nueva luz
el Paraíso contempló.

Con un poco de trabajo
esto podría mejorar:
construirnos una casita,
la comida cocinar,
y quitar ese letrero
que nos prohíbe probar.

Pero Adán era muy flojo
y no la quiso ayudar;
porque además tenía miedo
del castigo de Jehová
que lo tenía amenazado
con alzamiento legal.

Adán no entiende argumentos,
no hay que discutir con él.
No nació para mandar,
nació para obedecer.
No comerá la manzana
si no le hago un pastel.

Te voy a dar la receta,
dijo Eva a la serpiente,
y también otros secretos
para seducir imbéciles
y para ganar amigos
e influir sobre la gente.

Por fin, como ustedes saben,
ocurrió lo que ocurrió,
y un arcángel con espada
del Paraíso arrojó
a Eva y Adán, desnudos,
como maldición de Dios.

Y desde entonces, señores,
no hubo más que trabajar,
poblar de hombres el mundo
y si se acaba, empezar
llevando muy bien la cuenta
de lo que se hizo y se hará.

Adán marchaba llorando
y mirando para atrás
un paraíso perdido
que no va a recuperar,
y Eva pensando en la historia
que acababa de empezar.

Señores, pido perdón
y con ésta me despido.
La serpiente va enredada
en los versos del corrido
en que se cuenta la hazaña
del eterno femenino.




En "El eterno femenino"
    

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