30.10.16

Forugh Farrojzad. Las oraciones terrenales

Y luego
el Sol se enfrió
y la prosperidad abandonó la Tierra.

Las plantas se secaron en los jardines
y la tierra dejó de aceptar a sus muertos.
Las noches, tenazmente inquietas
en todas las ventanas pálidas,
eran como una sospechosa invención.
Y los caminos
abandonaron su curso en la negrura.

Ya nadie pensaba en el amor,
ya nadie pensaba en la victoria,
ya nadie pensaba en nada.

En las cuevas de la soledad
nació lo absurdo.
La sangre olía a hachís y a opio.
Las mujeres embarazadas
parían niños sin cabeza.
Las cunas avergonzadas,
se refugiaban en las tumbas.
Qué tiempos tan amargos y oscuros!
El pan había derrotado
a la impresionante fuerza de la Predicación.

Los profetas
huyeron de los lugares divinos.
Ante el estupor de los prados,
los corderos perdidos
no oyeron la voz del pastor.

(...)

El Sol había muerto.




De "Noche en Teherán"

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