13.12.16

Jorie Graham. Profundidad

y marejada, siseo de planicie incomprensible: distancia: azul océano de largos dedos y su
      nada más: nada visible en la superficie, sino 
      el agua: el agua y
siempre la blanca y autodestructiva floración de las olas al romper, y turbación 
      en primer plano, y
      aquí, en lo que queda de tierra,
el tintineo de cables contra astas sin bandera, marca baja, día libre, nada
      que sea
      conmemorado hoy aquí---flotan recuerdos, sí,
sobre el lugar pero no son recuerdos que ninguno de nosotros los que ahora vivimos
      posea-abre las
manos-deja que fluya la chatarra con la risa-que se vaya el
      vecino del piso de arriba al que no
      protegiste-ellos se lo
      llevaron-que desaparezca lo asustado que sabías que él
estaba mientras tú continuabas tu
      jornada-tu día rebosante de tiempo y
espacio-vinieron y lo pillaron-hay modales para cada tipo de
      acontecimiento-dejó de leer y alzó la vista
      cuando entraron-nadie te lo había contado?
que nunca más te sentirías en casa-que existe una forma de esclavitud en todo-y cuándo,
      en esta vida cuya brevedad
      asumes, se te
permitió creer que esto duraría
      para siempre?- saca las manos
de los bolsillos-saca esa lista, ese recibo de
      todo lo que
      empeñaste anoche-decide a quien culpar-
      cíñete a tu
versión-descarta la esperanza de recompensa
      divina-descarta
      la leche de
la bondad humana-envenenada desde el principio-sí-quién hubiera imaginado que ese
iba a ser el fallo-con todos los asesinos y los milagreros-los flotantes
      y enmarañados
      cuentos de hadas-cometas, ángeles misiles, estrellas
amarillas-nubes-esas fueron casas que ahora son sus ojos-esas fueron vidas que
      ahora son sus
ojos-esas son familias, esas son intimidades, esos son pormenores-esos son acuerdos
      de indemnización, juicios
      sumarios, esas son multiplicaciones
en la faz de la tierra que ahora son-esos son los bosques, las vetas de carbón, los
      sumideros de carbono que ahora son sus-
      mientras se transforman en fuentes de carbono-sus-
y las heridas purulentas que son-y el granero que ardió-y el rápido golpe
      administrado para hacerlo
      indoloro, se
      supone-sus ojos sus síes sus golpes la inserción de su
      primera semilla en esta nuestra única tierra-
      y la flor, la flor
      cortada aquí
      en mi ramillete,
el que hice esta mañana en el paseo que dimos, sin rumbo, como si fuéramos libres,
      allí donde me pediste que
      me case contigo, y la hogaza de
trigo, cebada y mijo que pude,
      como es habitual, servir en la mesa, recién
      horneada,
      viva.





De "Rompiente"

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