21.3.17

Edith Södergran. La vida

Yo, mi propia prisionera, os digo:
la vida no es la primavera, vestida de terciopelo verde claro,
ni una caricia, que raras veces se recibe,
la vida no es una decisión de partir
ni dos brazos blancos que nos retienen.
La vida es el angosto anillo que nos mantiene cautivos,
el círculo invisible que jamás traspasamos,
la vida es la felicidad próxima que nos pasa de largo,
y los mil pasos que no nos decidimos a dar.
La vida es despreciarse a sí mismo
y permanecer inmóvil en el fondo de un pozo
y saber que el sol brilla en lo alto
y que pájaros dorados cruzan volando el aire
y que los días pasan como raudas flechas.
La vida es agitar la mano en un breve adiós e irse a dormir a casa...
La vida es ser un extraño para sí mismo
y una nueva máscara para cualquier otro que venga.
La vida es manejar sin prudencia la propia felicidad
y rechazar el instante único,
la vida es creerse débil y no atreverse.

[Dikter, 1916]




En la antología de Poesía Nórdica

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