de los brazos que me ceñían
y lo alargué y con él toqué una estrella:
justo, allí estaba, sin cambiar color,
la estrella allí seguía con sus puntas azules
y mía, sólo mía:
la estrella en su espacio
nos sonreímos
volviéndonos después
cada cual a su cielo.
De "Baja tu luz"
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