31.7.17

Willa Cather. Matinée wagneriana

Una mañana recibí una carta escrita con tinta clara en papel mate rayado. El matasellos era de un pueblecito de Nebraska. El mensaje, rozado y gastado, que parecía haber pasado días en un bolsillo no muy limpio, era de mi tío Howard; me comunicaba que su esposa había recibido un pequeño legado de un pariente soltero fallecido recientemente y que tendría que ir a Boston para asistir a la liquidación de la herencia. Me pedía que fuera a buscarla a la estación y la atendiera en todo lo necesario.



Principio de "Matinée wagneriana"

uno de los relatos de la antología "Viajes indiscretos"

    

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