El joven del flamante traje azul terminó de colocar las maletas resplandecientes en los estrechos rincones del compartimento de coche cama. El tren había saltado en las curvas y brincado en los tramos rectos, convirtiendo el equilibrio en una proeza loable y esporádica; y el joven había empujado, alzado, apretado y desplazado las maletas con concentrado cuidado.
Claro que ocho minutos para colocar dos maletas y una sombrerera es mucho tiempo.
Principio de "Ya estamos"
uno de los relatos de la antología "Viajes indiscretos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario