golpe seco.
Que era el latido del corazón. Y se alzó el sol, diluido por
un rato.
Y después de lo que parecieron años, volvió a hundirse
y la penumbra bañó la orilla y se hizo más profunda.
Y de la nada salieron los amantes,
gente que aún tenía cuerpo y corazón. Que aún tenía
brazos, piernas, boca, aunque de día fueran
amas de casa y empresarios.
La misma noche produjo también gente como nosotros.
Eres como yo, te guste o no.
Insatisfecho, meticuloso. Y tu hambre de
experiencia
sino de comprensión, como si se pudiera comprender en
abstracto.
Entonces otra vez amanece y el mundo vuelve a ser
normal.
Los amantes se arreglan el cabello; la luna reanuda su
fútil existencia.
Y la playa es otra vez de misteriosos pájaros
que pronto aparecerán en los sellos postales.
Pero, qué hay de nuestra memoria, la memoria de los
que dependen de imágenes?
No sirve de nada?
Se alzó la niebla, borrando toda prueba de amor.
Sin la cual sólo tenemos el espejo, tú y yo.
De "Las siete edades"
No hay comentarios:
Publicar un comentario