Nosotros somos América.
Somos los que rellenan ataúdes.
Somos los tenderos de la muerte.
Los envolvemos como si fuesen coliflores.
La bomba se abre igual que una caja de zapatos.
Y el niño?
El niño decididamente no bosteza.
Y la mujer?
La mujer lava su corazón.
Se lo han arrancado
y se lo han quemado
y como último acto
lo enjuaga en el río.
Este es el mercado de la muerte.
Dónde están tus méritos,
América?
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