4.11.17

Alamanda. Tensó (con Giraut de Bomelh)

Si os pido consejo bella amiga Alamanda,
no me lo neguéis, que un hombre abatido os lo demanda,
ya que vuestra señora engañosa me ha dicho
que me he alejado mucho de su servicio,
y que lo que un día me dio, ahora me lo quita y me aleja;
   qué me aconsejáis?
Por poco el corazón me estalla de ira,
por lo grande que es mi aflicción.

En nombre de Dios, Giraut, la voluntad del amante
no se cumple en absoluto sin tener en cuenta al otro,
porque si uno ha faltado el otro debe disimularlo,
de modo que su discordia no crezca ni se expanda
y si ella os ha dicho que un alta montaña es una llanura
   vos debéis creerla,
y que os plazca el bien y el mal que os manda,
   porque es así como seréis amado.

No puedo menos que oponerme a este orgullo,
aunque vos seáis una doncella bella y rubia;
una leve pena os mata, una pequeña dicha os inunda,
pero no sois para mí ni la primera ni la segunda.
Lo que yo temo sobre todo es que el dolor me confunda;
   vos me sugerís,
si me siento morir, que avance todavía más hacia las olas!
   Creo que me aconsejáis mal.

Si me consultáis sobre una cuestión tan profunda,
en nombre de Dios, Giraut, no sé cómo contestaros:
decís de mí que me contento fácilmente,
pero quiero tonsurar mi prado antes de que otro lo haga;
pues si yo hubiera querido disputar con vos, os habría buscado,
pero ya que su bello cuerpo ella os sustrae y os esconde,
   comprendo bien que estéis tan afligido.

Doncella, no seáis ya tan habladora,
porque ella me ha mentido, la primera, más de cinco veces;
creéis pues que soportaré esto para siempre?
Parecería que no hiciera neciamente.
Querría preguntaros sobre otra amistad, si no os acaloráis.
Mejores consejos daba la Señora Berenguela
de los que vos dais.

Ahora veo yo, Giraut, que ella os acusará
ya que la llamáis desconfiada y voluble;
pero creéis que os pedirá razón de la disputa?
Yo no creo en absoluto que ella sea tan dócil,
es más, en adelante abandonará su cortesía por más que digáis,
si tan airada está, de vos no aceptará
ni tregua ni promesas ni paz.

Bella, por Dios, que no pierda yo vuestra ayuda:
ya sabéis cómo me fue prometida;
si he errado, por la ira que he tenido,
que no se tenga en cuenta; si alguna vez habéis sentido cuán rápido muda
el corazón del amante, bella, o si alguna vez habéis amado
   pensad en la disputa!
Yo estoy muerto, si así la he perdido
   pero no se lo digáis!

Señor Giraut, yo no hubiera querido este fin,
pero ella dice que con razón se encuentra airada,
ya que vos cortejáis apasionadamente, delante de todos, a otra
que no vale lo que ella, ni vestida ni desnuda.
Y si no se negase no estaría vencida
   desde el momento en que vos a otra cortejáis?
Yo seguramente estaré de vuestro lado, y ya lo he hecho,
   si no disputáis más.

Bella, en nombre de Dios, si ella os cree
prometédselo en mi nombre!

Cierto que lo haré, pero, cuando os sea devuelto
su amor, no os distraigáis.


En "Trovadoras. Poetisas del amor cortés"
    

No hay comentarios: