25.4.18

La Condesa de Provenza. Tensó

Vos, que me parecéis estar entre los amantes sinceros,
no quisiera que fuerais tan indeciso;
y mucho me place que mi amor os atormente,
porque yo sufro por vos igualmente.
En vuestra timidez os hacéis daño,
porque no osáis ser atrevido al suplicarme
y a vos y a mí procuráis gran mal;
ya que la dama nunca osa descubrir
todo su deseo, por temor a equivocarse.

Noble dama, vuestra honrada virtud
me vuelve temeroso, por lo grande que es,
y de suplicaros me aparta
ningún otro temor; porque quisiera, sobre todo,
serviros de modo tan cortés que no os hiciera ultraje
-solo de este modo sabré ser atrevido al suplicaros-
y quisiera que mis actos hicieran de mensajeros
y que aceptarais, en lugar de ruegos, mis servicios:
porque un acto cortés vale más que una palabra.


En "Las trovadoras. Poetisas del amor cortés"
    


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